23 octubre 2006

Leyenda del Callejón del Beso



Se cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente y violento pero por fortuna, siempre triunfa el amor por trágico que éste sea.

Doña Carmen era cortejada por un joven galán, don Luis. Al ser descubierta por su padre, sobrevinieron el encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo peor de todo, casarla en España con un viejo y rico noble, con lo que, además, acrecentaría el padre su mermada hacienda.

La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, doña Brígida, lloraron e imploraron juntas, pero de nada sirvió.

Así, antes de someterse al sacrificio, resolvieron que doña Brígida llevaría una misiva a don Luis con la infausta nueva.

Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ella, hubo una que le pareció la más acertada. Una ventana de la casa de doña Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente.

Si lograban entrar a la casa de enfrente, podría hablar con su amada y, entre los dos, encontrar una solución a su problema. Pregunto quién era el dueño de aquella casa y la adquirió a precio de oro.

Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de doña Carmen cuando, asomada a su balcón, se encontró a tan corta distancia con su joven enamorado.






Unos cuantos momentos habían transcurrido de aquel inenarrable coloquio amoroso, pues, cuando más abstraídos se hallaban los dos amantes, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de doña Carmen increpando a Brígida, quien se jugaba la misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su señora.

El padre arrojó a la protectora de doña Carmen, como era natural, y con una daga en la mano, de un solo golpe la clavo en el pecho de su hija.

Don Luis enmudeció de espanto, pues la mano de doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría.

Ante lo inevitable, don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida.

Por esto a este lugar, sin duda unos de los más típicos de nuestra ciudad, se le llama el Callejón del Beso.

13 octubre 2006

MI CLASE DE ANATOMIA

Era mi primer día de clase de anatomía descriptiva, ya habíamos tenido la clase teórica. La lección de hoy se trataba de una operación de apéndice.Cuando entre a la sala de operaciones la vi. Fue como el amor a primera vista, un flechazo fulminante, tenia el rostro mas angelical que había visto en mi vida, unos ojos increíblemente azules, una nariz respingada, ligeramente puntiaguda, unos pómulos salientes, una boca con una sonrisa a flor de piel unos labios carnosos y de rojo carmesí, su pelo largo y negro azabache.Sus senos excitantes cuyos pezones animaban a ser besados, su vientre plano con una piel de color miel y suave, sus piernas como columnas de mármol.
El profesor dice “haga el corte”, lo dijo dos veces ya que estaba distraído viéndola a ella. Mi pulso temblaba por el nerviosismo, era mi primera incisión. No pude hacerlo, el profesor molesto insiste en que haga el corte y yo seguía paralizado, otro alumno me quita el bisturí y yo paralizado todavía viendo tanta belleza.Cuando el alumno ya se disponía hacer la incisión, reaccioné, le arrebate el bisturí y no permití que lo hiciera.
El profesor molesto y confuso me reclama, pero yo al verla postrada desnuda ante la mesa de operación y con ese cuerpo perfecto no permití que mas nadie la tocara, no merecía que la trataran así, de tal forma que la cubrí impidiendo que mas nadie la observara.Se suspendió la clase y cuando salimos de la sala gire mi cabeza para observarla y ella todavía me seguía observando y me estaba sonriendo

08 octubre 2006

Una Marioneta

Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.
.
Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.
.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo
sino mi alma.
.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata
que les ofrecería a la luna.
.
Regaría con lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día
sin decirle a la gente que quiero,
que la quiero.
.
Convencería a cada mujer u hombre
de que son mis favoritos
y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están,
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
Sin saber que la verdadera felicidad esta
en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por vez primera, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre
sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.

Gabriel Garcia Marquez