LA RESACA DE PABLO
-¡Good morning! Would you like a cup of coffee? Le dijo el extraño con cara de comercial de televisión de bajo presupuesto.
-¿Qué?
-¡Ahhh! ¿No hablas inglés?
-No… que yo sepa… al menos no sobrio… ¿Debería?
-Mmm… según mis datos sí, además, mientras dormías, miré las fotos que tienes con el ratoncito Mickey y pensé que eras gringo. Jejeje, me gusta esa palabra, gringo. ¿Te lo doy cargado?
-¿Qué?
-El café…
-Ah… Sí, bastante. A todo esto ¿Quién mierda eres tú? No me digas que sigo borracho…
-Yo te veo sobrio, aunque sería conveniente que estuvieses borracho para decirte lo que vengo a hacer aquí…
-Ya corta el misterio, ¿Eres un ladrón adorable? ¿O de algún voluntariado? O…¿Me acosté contigo!!!!?
-¡Jajaja! ¡Qué blasfemo que me saliste! ¡Joder! A ver… pon la taza que la cafetera está que se arranca…
Así, Pablo puso la taza sin dejar de observar ni un segundo a este flaco simpático que le hacía el café esta mañana de resaca, el flaco se sentó a la mesa y le ofreció un cigarrillo, Pablo no fumaba, al menos no por las mañanas y jamás con resaca. El flaco hizo un ademán extraño y le apareció un cigarro encendido en la mano. Lo miró y sonrió.
-Veamos, me dejo de jodas y te digo esto de una vez, aunque es difícil, no lo hago muy seguido esto de venir aquí, uno siempre delega y delega pero de tanto hacerlo, llegan momentos en que se te acaban los subalternos ¿Viste? Todo funciona como reloj con uno al mando y de repente no tienes a quien más mandar… ahí tiene que ponerse firme uno y decir ¡Qué diantres! Lo hago yo mismo. Así…
-¡Ya, ya, ya! ¡Qué maricón! Dilo de una vez…
Pablo ya se estaba pudriendo de tanto rodeo.
-¡Eres ladrón y me vas a matar luego del cafecito! ¿Es eso?
- Ladrón no soy, lo de matarte, tampoco, tú ya estás muerto, Pablo.
Pablo aún no había probado ni un trago del café, pero se tragó la mitad de la taza al oír lo de “tú ya estás muerto”…
-¡No le pusiste azúcar!
- Pero si no tienes azúcar en esta casa, pásame ese café, lo arreglo de inmediato.
Entonces, el flaco simpático metió el dedo en la taza y revolvió el café con él…
-¿Pretendes que yo me tome ese café ahora? ¿Cómo se yo donde anduvo ese dedo antes?
-Descuida, este es el dedo de la creación… ¿Cómo te va a enfermar?
-¿El dedo de la creación de qué? ¿De mi indigestión? Anoche lo pasé como el culo de dolor de panza… no gracias, no lo bebo.
-Anoche te moriste de peritonitis, estabas borracho, es cierto, pero tampoco había mucho que hacer cuando te llega la hora, te llega y ya.
Respecto a mi dedo ¿No conoces esa pintura tan buena que hizo un tal miguelito?
-Miguel Ángel querrás decir…
-¡Ése mismo! Nunca he sido muy bueno con nombres… ¡Qué bien que pinta ese buey! ¿Dónde andará?
-No muy lejos, está muerto hace mucho…
-¡No jodas!¡Ni lo vi llegar! ¡Cómo pasa el tiempo!
Pablo se descuidó y bebió de la taza de café y tenía ahora el dulzor exacto, extrañísimo, parece que el flaco no estaba mintiendo.
-¿Está bien así el café? Dios es amor y el amor es dulce. Y si esa joda es cierta ¿Para qué quiero yo azúcar? Jajjaa… ¡Qué gracioso que me pongo a veces! Jaja..¡Por Dios! jajaja
Mientras Dios se apretaba la panza riéndose de sus extraños chistes celestiales, Pablo comenzó a digerir toda la historia.
-O sea, ¿Me estás diciendo que eres Dios? ¿Y en esa facha me viniste a buscar? ¿Y el caballo blanco alado? ¿Y el túnel? ¿Y la luz fulgurante?
- ¡Son de lujo! ¿No? Buenísimos… aunque la imagen, o sea, el holograma mío llamando al difunto no era muy bueno… pero ya no los estoy usando…
-¿Ahora vienes en persona?
- ¿No te dije que eras la excepción? Si lo tuyo me lo avisaron de última hora… no tuve a quién mandar, a los ángeles se los envía en el momento, no les puedo agendar nada… porque los ángeles no tienen memoria ¿Sabías?
Sino no podrían perdonar tanto y tan poca fe… viven del momento eso los hace felices eternamente y… bueno no te aburro con esto ahora, porque te queda mucho tiempo para aprenderlo…
-¿Y qué va a pasar ahora?
- No mucho, no vamos a tomar este café y nos vamos, aunque no sé… ¿Quieres hacer algo antes?
- No sé, nunca me había puesto a pensar en esto de morirme… ¿Qué va a pasar con Martina?
- ¿Es tu novia? Bueno veamos… lo tengo todo anotado en este libro… debe salir acá… a ver, dice que tu novia ¿Martina se llama? se va mudar a Arkansas el año entrante y va a dejar sus estudios de medicina forense. Va a conocer a un granjero musculoso y va a tener dos hijas.
- ¿A Arkansas? ¿Medicina forense? La Martina es profesora de matemáticas.
- Humm… debe haber algún error… bueno da lo mismo, seguro que va a ser muy feliz.
- Bastante negligente me saliste para ser Dios.
Molesto ya por la poca seriedad de su muerte, Pablo comenzó a pensar en qué vendría ahora ¿Qué iba a hacer? ¿Qué se le puede preguntar a un Dios que lee todo de un libro con errores como ése? Por su parte dios seguía revisando el libro abriendo una página al azar y leyendo un poco, a ratos se cagaba de risa, sacó otro cigarro y esta vez le convidó uno a Pablo, era hora de marcharse. Pablo se puso de pie y fue a ver su cuerpo tendido en la cama, se veía tranquilo, hasta parecía respirar. Pablo le dirigió una mirada triste, apagó el cigarro y se devolvió a la cocina... Ahí estaba Dios, contento por haber encontrado a otra martina en el libro que bien podía ser su novia.
- ¡Mira, la hallé!
- No importa, da lo mismo ya.
- Te pusiste triste, entonces no alarguemos más este proceso. Ven aquí, Marcos, nos vamos a ir de una vez…
Pablo se quedó pensando, su nombre no era Marcos, Martina no estudiaba medicina forense, él no hablaba inglés… aún así, le dio la mano a Dios que aún fumaba y caminaron por la puerta de cocina hacia el patio trasero, desaparecieron juntos y para siempre de la faz de la tierra en el caso de Pablo, no importaba, después de todo, le había caído en gracia ese flaco simpático.