Las Brujas si Existen...

-“¿Porqué dices que existen? ¿Has visto alguna?”
-“Sí, ayer por la noche, vi a una bruja subida en su escoba.”
-“¿Ayer por la noche? ¿Y que hora era?”
-“No lo sé, pero muy tarde, porque no había luz en el pasillo.”
-“¿Y te saludó? ¿O te escondiste bajo las sábanas?”
-“No, llamé a mamá porque tenía sed, y mientras ella iba a por un vaso de agua a la cocina...”
-“Qué???”
-“¡¡¡Pues la vi!!!”
-“¿No lo soñaste?”
-“No... Mi mamá también la vio.”
-“¿Y cómo era?”
-“Era mi abuela.”
-“¿Tu abuela es una bruja? No me lo creo.”
-“Sí, mi mamá también la vio volando.”
-“Pero las brujas son feas, y malas, y tienen gatos... Y tu abuela es guapa, me da caramelos cuando voy a jugar contigo, y tiene un perro enorme.”
-“Ya, pero no parecía ella.”
-“Entonces, sería un árbol que se estaba moviendo, o un búho.”
-“Te digo que mi mamá también la vio, y se asustó, pero me dijo que lo había soñado.”
-“Jo, pero entonces, tu abuela es una bruja, o no?”
-“No lo sé, ¿me dejas tu muñeca?”
Tras esto, lo siguiente que escuché fueron las risas despreocupadas de las pequeñas, que seguían con sus juegos. Quedaban sólo cinco minutos para acabar el recreo, y mientras las veía jugar, pensé que la imaginación de los niños a esa edad era casi milagrosa. Mira que pensar que las brujas existían...
Al acabar la jornada, llamé por teléfono a la abuela de la muchacha para decirle que tenía que avisar a las demás. Ya no era nada seguro salir a pasear de noche, y volar con la escoba. Los niños se acuestan cada vez más tarde, y eso, queridos amigos, nos pone en peligro.
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